Cuando falta más de un mes para que, meteorológicamente, termine la campaña de incendios forestales, parece que hay prisas para dar por terminada la actual, y concluir diciendo que la causa de que en la misma se hayan producido un gran número de incendios, ha sido debida a que, con la aprobación de una nueva Ley de Montes, en ella se va a permitir que se urbanicen las zonas incendiadas.

    Dar credibilidad a esta causa, cuando hemos pasado uno de los veranos más calurosos del último medio siglo, no deja de ser un motivo para engañar a la población, generalmente “urbanita", con fines de mantener posturas que se olviden de la doctrina ecologista de no gestionar los montes, que es la principal causa de que, en los últimos CINCUENTA años, haya aumentado el desarrollo de grandes incendios forestales, poniendo de manifiesto que hay que seguir manteniendo la política forestal actual, para llevar nuestros bosques climácicos hacia la desaparición, objetivo que parece que están logrando.

 

    Cuando a principios del pasado mes de Julio, todas las predicciones meteorológicas a largo plazo, auguraban un verano de los más calurosos del último medio siglo, los profesionales supusimos que tendríamos gran cantidad de incendios forestales, y que parte de la población afectada se quejaría de la falta de medios para combatirlos, como así ha sucedido.

    Este guion que parece preparado por los suministradores, fundamentalmente de medios aéreos, pues se les han vendido como el medio para acabar los incendios forestales, aunque se haya abandonado totalmente la barata prevención, están dando sus frutos apoyados por la clase política, pues siguen creyendo que los grandes incendios se extinguen arrojando agua a sus frentes, que avanzan desprendiendo más de TRES MIL KILOCALORIAS POR METRO CUADRADO. Este principio, a pesar de haber convertido la superficie de nuestros montes, en los que cuentan en el mundo con más medios aéreos por hectárea protegida, estrategia que no ha dado ningún resultado positivo, por lo que se han encargado de trasmitir, durante el último medio siglo, que nos encontramos muy lejos de contar con un parque medios aéreos más eficaz. ¿Cuál es el número ideal? ¿No es suficiente con haber pasado de cero helicópteros, en los años ochenta, a más de doscientos en las últimas campañas? Emulando a Clinton, cuando se refería a la economía en una campaña electoral, habría que exclamar: IDIOTA, ES LA PREVENCION.

 

    Con la llegada del otoño algunas ONGS, entre ellas Greenpeace, se han apuntado a redactar un informe sobre los incendios forestales, ocurridos en España durante el año aún no terminado del 2014. En el caso de esta asociación ecologista, es la segunda vez que con estas características redactan un informe, pues la primera fue el pasado año 2013. Esta singularidad no deja de ser curiosa, pues desde la dedada de los años setenta del pasado siglo, hasta la primera década del presente, cuando tanto el número de incendios forestales, como la superficie forestal arrasada por el fuego, han alcanzado cifras catastróficas, esta organización ecologista se limitó, como el resto de los ecologistas, a culpar de todo este fenómeno, a la nefasta política forestal llevada a cabo en el pasado siglo.

    Todos los que me siguen en mis artículos semanales, saben que un porcentaje muy alto de los mismos, en los tres últimos años, los he dedicado al efecto catastrófico de los incendios forestales, intentando que cuando se instrumente un PLAN para combatir los mismos, se base, sino queremos que no se convierta en un gran incendio, en los dos principios básicos para combatir los mismos:

    -EVITAR QUE SE INICIE EL INCENDIO

    -INICIADO ESTE, ACUDIR CON LOS MEDIOS IDONEOS PARA EL ATAQUE DE ESTE SE EFECTUE ANTES DE LOS 20 MINUTOS DE SU INICIO.

 

    Con la llegada del otoño, dando por terminada la temporada de riesgo de incendios forestales, que no la campaña para la prevención de los mismos, que esta duraba todo el año, antes que los ecologistas, con las transferencias a las autonomías de estas competencias, pasaran a dominar la gestión forestal de la mayoría de ellas. Ahora ahora los herederos de aquellos, con sus opiniones, en distintos medios de comunicación, nos dan una clase magistral sobre lo que después de pasar un incendio, se lleva el fuego por delante: arrasando ecosistemas completos, que son soporte de una biodiversidad única en Europa; cobrándose vidas humanas, además de alterar de forma negativa la calidad de vida de las personas que residen en el entorno de las zonas quemadas, y cuya supervivencia económica se basa en los recursos alterados por los incendios, como el marisqueo, la madera, el corcho o el turismos rural; la muerte de todas las especies animales que no pudieron escapar del fuego, y la difícil supervivencia de los que pudieron huir, al encontrarse con un nuevo entorno que le resulta desconocido, para poderse defender de sus predadores.