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    Si como decíamos, la recomendación del Protocolo de Kioto, de plantar árboles para paliar las consecuencias del efecto invernadero, no ha sido considerada por los “calentólogos” y ecologistas de las ONG´S españolas, como medida acertada a seguir en nuestros suelos forestales desarbolados, de los que contamos con más de ONCE MILLONES de hectáreas, podemos afirmar que, debido a su gran influencia sobre las distintas Administraciones, serán muy escasos los recursos que se asignen para llevar a cabo el Plan de Repoblación que España necesita.

    Parece absurdo pensar que al ecologismo español pueda defender la repoblación de nuestros suelos, pues en los últimos sesenta años, antes no existían, no han librado ningún tipo de campaña, de forma permanente, para recuperar nuestros suelos deforestados, hoy ocupados por matorrales invasores y regresivos, que sitúan a nuestro suelos en la escala inferior de la regresión “climácica”. Todo ello, además, agravado por la pérdida de suelo fértil provocada por la erosión hídrica, que se acelera si carece de cubierta vegetal, fundamentalmente arbórea, y que en España alcanza cifras de pérdida de suelo equivalente a 200/Tm/Ha y año, que afectaban a 3.850.000Ha, en el Plan General para la Repoblación Forestal de 1939, y a 3.672.000Ha, cantidad similar, medio siglo después, como se recoge en el Libro Blanco del Agua en 1991. Para recuperar, de forma natural, estas pérdidas de suelo que se producen en un año, sería necesario el paso de millones de años, por lo que no parece justificable el total abandono, por falta de recursos, de la restauración hidrológico-forestal de la mayoría de nuestras cuencas hidrográficas.

    El olvido y la frivolidad con el que tratan estos problemas el ecologismo español, sin apoyar el tema prioritario de recuperar nuestros suelos desarbolados, se contrapone con el empeño y el esfuerzo, alentado con las magras subvenciones que reciben procedentes de nuestros impuestos, que dedican a causas que muy poca gente cree en ellas, como la denominada “Hora del Planeta”, y que a pesar de presentarlas como un éxito, nos mienten, pues según Red Eléctrica, la respuesta de los consumidores fue un rotundo fracaso, ya que la demanda máxima de electricidad ese día se alcanzó, precisamente, en plena “ hora del planeta”. Pero es igual, nadie pedirá disculpas por habernos mentido, y haber dedicado nuestros impuestos en hacerse propaganda ellos mismos.

    La reivindicación, por los ingenieros de montes, de recuperar nuestras zonas deforestadas, con los correspondientes bosques colonizadores, ha sido permanente desde la creación de esta profesión. Así, el ingeniero Codorníu, conocido como el Apóstol del Árbol, a finales del siglo XIX y principios del XX, reclamaba la necesidad de un Plan de Repoblación, a desarrollar durante 50 años, para reforestar todos los suelos deforestados, con mayores riesgos de erosión. Aunque su llamada no fue escuchada, para ponerla en marcha en todo el territorio español, el puso en marcha y ejecutó, junto con otros dos compañeros, la repoblación de Sierra Espuña, paraje reconocido, en el día de hoy, como un Parque Natural. Por otro lado, en cuanto a la conservación de nuestros bosques, fue a la presión de unos cuantos ingenieros de montes, tachados por parte de cierta clase política de alucinados, a los que se debe la creación del Catálogo de los Montes de Utilidad Pública, que salvó de la desamortización, hace más de siglo y medio, a los bosques más emblemáticos de España, sobre los que se implantó una gestión sostenible, gracias a la cual han llegado hasta nuestros días, avanzando de forma creciente, en la escala de regresión, hacia la especie climácica correspondiente.

    Si en el periodo 2008-2012, respecto a los valores de 1990, somos el país del mundo desarrollado, que menos ha cumplido el Protocolo de Kioto, pues en vez de disminuir en un 5% nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, estas han aumentado en un 15%, está claro que no podemos seguir en esta loca carrera. Pero esta tendencia no se invierte por el mero hecho de crear una Secretaría de Estado para el Cambio Climático, para filosofar desde ella, si no poniendo en práctica políticas activas, como las que recomienda el Protocolo de Kioto sobre las actividades forestales. Entre estas políticas activas, estarían las medidas de carácter forestal, reconocidas por el citado protocolo como, que permitirían paliar la emisión de gases de efecto invernadero, y que podrían ser:

    -Establecimiento de un programa integrado de gestión y lucha contra los incendios forestales, que incluya prevención, planificación de las medidas de lucha y organización de los medios de extinción más eficaces.

    -Sustitución progresiva en el uso de combustibles fósiles, por biomasa de origen forestal procedente de tratamientos silvícolas.

    -Explotación de los recursos forestales, sobre la base de una correcta ordenación de los montes. En este sentido, la gestión sostenible de los bosques, según recomendaciones de la Cumbre de Rio (1992), es la mejor solución para que los aprovechamientos de madera, no aumenten las emisiones de efecto invernadero.

    -Redacción y ejecución, en todas las Comunidades Autónomas, por tener trasferidas todas las competencias en materia forestal, de un Plan de Repoblación de todos sus montes desarbolados, tanto públicos como privados, mediante una política de reforestación, planificada y sostenible, tanto desde el punto de vista socioeconómico, como medioambiental, lo que permitiría ampliar en un 50%, el volumen de sumidero actual de gases de efecto invernadero de nuestros montes.

    -Establecimiento de convenios entre los Gobiernos de las Comunidades Autónomas, responsables directos de la gestión de sus montes públicos, e indirectos de los montes privados, y empresas del sector industrial y de la energía, por medio de los cuales, estas empresas aportarían los recursos necesarios para llevar a cabo actividades de: repoblación, tratamientos silvícolas, explotación de recursos, prevención, pago de seguros….etc, obteniendo como contrapartida, además de los ingresos de la comercialización de los productos forestales, los beneficios derivados de una imagen de empresa involucrada en la lucha contra el cambio climático.

    Como ejemplo de las políticas activas que se pueden realizar, con lo 400 millones de euros que tiene de presupuesto este año 2010, la Secretaría para el Cambio Climático, se podrían repoblar 150.000Ha este año. Casi cuatro veces la superficie que el actual gobierno prometió repoblar ( 40 millones de plantas) en la actual legislatura.

    Si seguimos consintiendo que nuestra clase política, no considere que plantar árboles sea una prioridad para proteger la cubierta vegetal de nuestros suelos, y la superficie de nuestras masas arboladas, sean arrasadas por los incendios forestales, con superficies superiores a las tasas de quemas permisibles, de acuerdo con los esfuerzos económicos realizados para la prevención y la extinción, seguiremos abonados a la maldición para el ser humano, que Antonio Machado describía hace tres cuartos de siglo:

    “El hombre de estos campos, que incendia los pinares y su despojo guarda como botín de guerra, antaño hubo raido los negros encinares, talado los robustos robledales de la sierra. Hoy ve sus pobres hijos huyendo de sus lares; la tempestad llevarse los limos de la tierra por los sagrados ríos hacia los anchos mares; y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra”

Gabriel Leblic