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    Leo en la prensa de Madrid, en uno de los grandes periódicos de tirada nacional, que es propósito sel Ayuntamiento de Madrid, presidido por Manuela Carmena, cubrir la terrazas de verde, y los solares públicos convertirlos en jardines y huertos urbanos.

    No seré yo el que, por mi profesión, me muestre contrario a incrementar las zonas verdes de la ciudad de Madrid, cuando ya es la capital de Europa más arbolada. Pero me manifiesto en contra de obligar a las plantas, que son seres vivos, a someterlas por obligación del diseño arquitectónico, a sacrificarlas a malvivir entre el asfalto y la contaminación, para que vegeten más aprisa hacia la muerte, como sucede en las plantaciones lineales de las calles, donde la altura de los edificios, según la hora del día, con sus sombras altera la cantidad de luz que deben recibir. Ya se que estas necesidades para el desarrollo natural de las plantas, no importan a los profanos que desconocen el rápido deterioro de las mismas, aunque lo hayan visto durante el pasado año, con especies de árboles coetáneos, que por el deficiente desarrollo de las mismas, han muerto, dando los árboles con su estructura en el suelo, antes de alcanzar su altura máxima.

    Lo anterior no tiene otro objeto, que advertir que todo esto no se convierta en una ocurrencia, donde la peor parte, para vestir este plan con el apellido de ecológico, corra por cuenta de la vegetación. Es una obligación avisar que incorporar cualquier tipo de planta a un medio hostil, deja de ser una “carmenada”, como dicen los cronistas de la villa, para convertirse en una acción “antiecológica”. contraria a lo que se pretende.

 Pino de 25 metros cae sobre un edificio en
el barrio madrileño de La Latina

    Cuando queremos revegetar un espacio , para combatir la dureza visual del hormigón, el asfalto y la estructura de los edificios de las ciudades, como es este caso, nos olvidamos, como hemos dicho, que las plantas son seres vivos, y los maltratamos plantándolos es situaciones extremas, sin tener en cuenta que la luz del sol, necesaria para ejercer su función principal, la clorofílica, la que nos enseñaban en el colegio que tomaba el veneno del aire, el CO2, y transformaba el carbono en madera y desprendía el oxigeno al aire que respiramos, le diera a lo largo del día desde los cuatro puntos cardinales. Esto tan simple de tener en cuenta se suele obviar, y, en el caso de los árboles, se plantan próximos a edificaciones, que con su sombra, durante muchas horas al día, obliga a su tronco, inclinándose, a conducir las terminales de sus ramas a buscar la luz, consiguiendo con ello la pérdida de su verticalidad, y su total deformidad como ser vivo. Esta deformidad es fácilmente visible, más pronunciada, en las calles cuyo eje es Norte-Sur, con edificios de seis o más plantas, dando lugar a generar un porte, excesivamente inclinado, sacando al árbol de la línea vertical de su geotropismo natural, y facilitando su deformidad el ataque de plagas y enfermedades que los matan. Parece inaudito que esto suceda, cuando tanta sensibilidad hay hacia el trato hacia otros seres vivos, y tan poca hacia los arboles, que no gozan de la posibilidad de moverse.

    Otra de las actuaciones “verdes” del Ayuntamiento de Madrid, es la promesa de construir 22 HUERTOS URBANOS. Estas reminiscencias, propias de los nacidos en las grandes urbes, como Manuela Carmena, que, desde niños, han pasado los domingos, como se decía antes, en las zonas rurales, las quieren imponer allí donde su autoridad lo permita, por la fascinación que les producía coger los frutos de “la mata”, en vez de comprarlos en el mercado, olvidándose del esfuerzo del hortelano, que no lo hacia por capricho, sino por cuestión de supervivencia. Este progresismo de volver al arado romano, si es que de verdad se quieren conservar los métodos tradicionales de cultivo, además del abono con la basura generada por los animales domésticos, sería bueno rescatar, para demostrar que no se trata de HUERTOS LIGHT, regados con AGUA CLORADA y sembrados con SEMILLAS TRANSGENICAS.

    Como decíamos en nuestro comentario sobre LOS HUERTOS ECOLOGICOS, publicado en esta página wed el pasado mes de septiembre:

 

    “Para los nostálgicos que abandonaron los núcleos rurales, para vivir junto a sus hijos y nietos en las grandes ciudades, en vez de proporcionarles un lugar para que practiquen sus reminiscencias doblando el lomo, duro y penoso trabajo para su edad, enseñarles a conocer lo que no pudieron aprender, enseñándoles el manejo de las herramientas informáticas, que les acerquen al conocimiento de la cultura, que nunca cultivaron, por el aislamiento de los núcleos urbanos”

    Nos gustaría que los gestores políticos, en vez de tener numerosas ocurrencias, plantearan ideas para paliar, en el tiempo y con los recursos que fueran necesarios, los problemas que preocupan, en este caso, a los vecinos de Madrid, como pueden ser la contaminación y el tráfico. Pero que estas ideas no se basen solo en las prohibiciones, satanizando la circulación de los coches, como si estos fueran los culpables de todos los males que ocurren en la ciudad, y sus propietarios estuvieran tan locos de no prescindir de ellos si dispusieran de un transporte público eficiente.

    Que nadie entienda que nos oponemos a las zonas verdes, pero si a las plantaciones de estas zonas, si ello supone someter a las especies plantadas, a situaciones contrarias al desarrollo normal de las mismas.

    Sería un buen momento, ahora que se acerca el día DOS DE FEBRERO, día en el que se abrirá en la universidad de HARVARD (BOSTON) la exposición MADRID RIO, reivindicar que esta transformación urbana, ha merecido el premio de haber sido elegida como las más ecológica del mundo, realizada en los dos últimos años. ¡ESTO ES HACER CIUDAD! Lo demás son ocurrencias.