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    En estas pasadas semanas, la prensa “canallesca” ha descubierto que distintas instituciones públicas, amparándose en el I+D+I, han puesto en marcha un proyecto para “estudiar la posibilidad de utilizar diferentes tipos de gramíneas bajo condiciones climáticas difíciles, para desarrollar cultivos idóneos para producir biocombustibles……” Este proyecto está financiado con CUATRO MILLONES DE EUROS de los que la CE, es decir todos nosotros, aportamosTRES MILLONES, con el cultivo de herbáceas en tierras marginales,para mejorar la productividad de las explotaciones agrícolas europeas. En este proyecto están los dos ministerios. el de Economía y el de Industria y Turismo, junto al Gobierno de Navarra, que tras el probado fracaso de la insensata política agroenergética, siguen insistiendo, para satisfacción de los “ecologetas”, en que científicos e investigadores se sigan afanando, con abundante DINERO PUBLICO, en la implantación de gramineas que necesitan precipitaciones de NOVECIENTOS TREINTA MILIMETROS al año, para su posterior aprovechamiento en la fabricación de BIO-CARBURANTES, sin tener en cuenta que estos requerimientos hídricos solo se dan en muy poca superficie de todo el territorio español, por lo que esta INVESTIGACION supondrá un despilfarro de recursos por toda la geografía española.

 

    Resulta más que sospechoso, que el aprovechamiento de nuestros MATORRALES MEDITERRANEOS, que ocupan en ESPAÑA la cuarta parte de su superficie, es decir unos DOCE MILLONES DE HECTAREAS, estén abandonados a su suerte, a pesar que su enorme poder calórico, y no haga falta ser objeto de una investigación específica, pues incluso para los que somos de pueblo, como yo, hemos visto como nuestros hornos de pan, ya desaparecidos, se calentaban con unas pocas ramas de jaras o retamas, que de forma sostenible, sin ningún coste de producción nos brindan los matorrales de los suelos forestales desarbolados. Suprimidos estos hornos, la cochura del pan de pueblo, utilizando para el calentamiento de los mismos el calor producido por otras energías, se parece más a un pan que se estira como el chicle, que aquel que era churruscante y se mantenía mucho tiempo comestible, pero esta apreciación de “gourmet” es la que ha ocasionado que muchos vuelvan al ritual de amasarse y cocerse su pan, después de acudir a cursos de maestros panaderos.

    Pero fuera de este brote de nostalgia, no se puede dejar olvidados a los matorrales españoles, como una fuente de energía, cuando podemos medir que en un incendio forestal de matorral que avanza, se van desprendiendo un mínimo de DOS MIL KILOCALORIAS POR METRO CUADRADO. Pero además, de estos ecosistemas se conoce todo, desde su distribución a su composición específica en todo el territorio español, gracias al trabajo de botánicos, entre otros del ilustre ingeniero de montes DON LUIS CEBALLOS Y FERNANDEZ de CORDOBA, que en su discurso de ingreso en la REAL ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS, FISICAS Y NATURALES, ya en diciembre de 1945, leyó el discurso sobre LOS MATORRALES ESPAÑOLES Y SU SIGNIFICACION, aunque esta significación estaba relacionada con la importancia de los mismos en la evolución climácica del bosque, SESENTA AÑOS después puede utilizarse como nuestra RESERVA ENERGETICA, preparada para que mediante un ordenado aprovechamiento de la misma, pueda ser, como ahora gusta que se diga, sosteniblemente aprovechada. Si conocemos que en la mayoría de los núcleos rurales de centro Europa, hace muchos años, con la energía generada por los residuos procedentes de la ordenación de los aprochamientos de los bosque, se produce el agua caliente y la calefacción para sus habitantes, no existen motivos para que aquí no hagamos lo mismo.

 

    En cualquier caso, si nos decidimos a aprovechar esta reserva, como decía el autor de este estudio:

    “Las finalidades que la humanidad persigue en los montes son muy diversas de unas a otras épocas o de unos países a otros; en cambio las fuerzas naturales actuan siempre en ellos con sujeción a un plan inmutable; interesa por ello estudiar bien las características de ese proceso natural, a fin de llegar al conocimiento de principios, a cuyo amparo podamos lograr nuestros fines utilitarios y económicos, con la mayor rapidez y el mínimo esfuerzo, sin menos cabo de las posibilidades que, de hecho o en potencial, nos ofrezca en cada lugar y momento el binomio suelo-clima”

    En realidad la recomendación anterior, indica que cualquier aprovechamiento debe respetar las Leyes de la Naturaleza para hacerlo sostenible, pero sin renunciar al mismo, de tal manera que, como ahora sucede, los incendios forestales son los que arrasan esta reserva energética, sin ningún aprovechamiento para el hombre, más allá de unos fuegos de artificio. Malo es que esto suceda, pero todavía es peor que grandes inversiones públicas se inviertan como disculpas en I+D+i, para justificar investigaciones que solo favorecen al mantenimiento del status de unos pocos, y que se sabe que no pasarán de salvas para propaganda de los mismos.

    Es difícil conseguir una ordenación de los matorrales para su aprovechamiento energético, cuando menos del DOCE POR CIENTO de la superficie de nuestros bosques están ordenados, pero es necesario dar a conocer, para conocimiento de toda la población, que esta reserva está en la Naturaleza y es suceptible de aprovechamiento, sin necesidad de utilizar dinero público para investigaciones en I+D+i, ni de aplicar subvenciones para su puesta en funcionamiento.