Uno de los temas más tratados, por los medios de comunicación escritos, en la última semana de agosto y primera de septiembre, es lo que han llamado la tregua de los incendios forestales durante el verano, que aun no ha terminado. Con tan fausto motivo, hemos oído opiniones de profanos en el tema, que demuestran el desconocimiento de este fenómeno, por otro lado normal, pues desconocen, por no haberlos estudiado, todos los elementos que intervienen en este fenómeno, por lo que sus pontificaciones sobre el tema, como se suele decir en plan castizo, son “brindis al sol”.

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    Así, mientras desde los diversos centros de investigación forestal existentes en España se dice que: “La tendencia en todo el país es que cada vez haya más y mayores incendios forestales”, las asociaciones ecologistas, como Greenpeace, siguen con su “mantra” , intentando sentar cátedra,diciendo que las reforestaciones no pueden ser un monocultivo, inventando una nueva silvicultura, que prescinda de las especies colonizadoras que nos ayuden a alcanzar los bosque climácicos, y confunden los bosques naturales de resinosas, como los del incendio de Guadalajara donde murieron, 11 miembros de una brigada forestal, que estaban evolucionando desde hace tres siglos hacia un bosque mixto, con un monte procedente de una repoblación. Es curioso que estos ilustrados en bosques, no detesten de igual manera los hayedos o los robledales, por poner un ejemplo, que son bosques monoespecíficos. Lo triste es que su “mantra” cautiva y arrastra a politícos de buena voluntad, de los que creen que todo lo hecho anteriormente en la gestión de los montes ha sido un error, y ante la duda no se repuebla ni una hectárea poblada de matorral invasor y regresivo, ni empleando una especie colonizadora ni plantando especies nobles, cosa esta última harto difícil, pues nadie lo ha conseguido nunca. Pero bueno, sigamos pidiendo lo imposible, al mismo tiempo que cada año que pasa contemos con menos bosques, aunque aumente la superficie forestal no arbolada. Algunos profesionales, desconocedores de la ciencia forestal, y por tanto de como la evolución de las distintas especies influye en su distribución en el espacio y el tiempo en la Naturaleza, se atreven a decir que el bosque mediterráneo solo es el que se desarrolla en el entorno de este mar, asegurando que en los montes gallegos no se pueden catalogar como tales, cuando en provincias como Orense, la mayor en superficie forestal de Galicia, toda su vegetación es típicamente mediterránea. Pero sobre estos principios erróneos, pues la vegetación mediterránea es la que entra en reposo vegetativo como consecuencia del estrés hídrico que se produce con las altas temperaturas del verano, lo cual sucede en lugares tan alejados del mediterráneo, como la costa oeste de los Estados Unidos, Chile o parte de Australia, se permiten hacer sesudos estudios analizando las estadísticas de los incendios forestales, desconociendo la parte de la geografía española cuyos suelos forestales están cubiertos por este tipo de vegetación. Estos profesionales, además, se permiten recomendar las técnicas que debemos emplear a los que ahora llaman expertos en estos temas, que no somos otros que los Ingenieros de Montes y los Ingenieros Técnicos Forestales, a los que la sociedad, mediante la convalidación oficial de nuestros correspondientes estudios, nos ha preparado para gestionar los suelos forestales de manera sostenible.

    Otra teoría muy extendida, es la de los que abogan que todo se solucionaría si nuestros bosques los transformásemos en mixtos. Como si esta solución pudiera propiciarla el hombre, saltándose las reglas de la Naturaleza, que necesitaría siglos para lograrlo por si misma. En el caso de poder conseguir esto, ayudando a la Naturaleza, en un plazo más reducido, nunca menor de un siglo, las especies que crecerían en el monte serían mediterráneas, y por tanto con la misma vulnerabilidad ante el incendio. Y mientras tanto cabría preguntarnos que hacemos, si abandonar totalmente la prevención y seguir perdiendo anualmente una media de superficie forestal arbolada nueve veces mayor que la tasa de quema permisible, acorde con los costes anuales que dedicamos a la defensa contra los incendios forestales.

    Los forestales creemos que ya está bien de que cualquiera pueda opinar sobre las soluciones que hay que dar a este problema de los incendios forestales, que bajo el punto de vista técnico las conocemos todas, pues este es un fenómeno tan antiguo como el hombre. No es posible plantear soluciones irrealizables, pues las únicas eficaces para reducir este problema y su efectos negativos para nuestros bosques, es recuperar la prevención, y acudir con los pocos medios necesarios para extinguir el incendio antes de la media hora de haberse iniciado, esto último se da solo en el 50% de los casos Si en los planes de incendios estos principios se siguen olvidando, seguiremos caminando dentro del laberinto en el que estamos metidos desde hace 40 años, del que no saldremos mientras no volvamos a dar prioridad a estos principios. De este olvido son responsables los que recogieron las transferencias en las Autonomías y cambiaron los sistemas existentes de protección de los montes contra los incendios forestales, sin que esta sustitución haya conducido a una mayor eficacia.

    Lo de la tregua no deja de ser una broma, porque en un verano climático en el que las temperaturas, en la mayor parte del territorio español, no han alcanzado los 40º, por lo que no se ha llegado a producir el estrés hídrico en la vegetación, situación favorable que no se ha producido en las últimas dos décadas, a 30 de agosto, a un mes de terminar el verano, los incendios forestales han recorrido casi 40.000 hectáreas de nuestro suelo forestal, unas 6.000 más que el pasado verano, que fue el decimoséptimo más cálido de los últimos cuarenta años. ¿Quien tiene interés en analizar datos estadísticos minimizando sus consecuencias? Esto es como hacerse trampas en el solitario.A parte que convendría que nos aclarasen si Cataluña ha reanudado mandar sus datos estadísticos sobre incendios forestales al MAGRAMA , envío que decidió suspender hace algunos años.