La palabra sostenible está hoy día en la boca de todos los vendedores de esperanza, pues nos quieren prometer que, nos van a satisfacer todas nuestras necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones venideras de sastifacer sus propias necesidades. Hemos pasado de pretender la sostenibilidad de los recursos naturales renovables, para que el abusivo aprovechamiento de ellos no acabe con su extinción, a querer hacer sostenible actividades como, el turismo, los transportes, la sanidad, la agricultura….., actividades todas ellas que deterioran los recursos naturales, pues no es posible practicarlas sin contaminar los elementos esenciales para la vida: suelo, agua y aire.

   Cuando no tenemos resuelto, en todo el territorio nacional, tener cerrado el ciclo del agua, la carencia de suelos arbolados aumenta las escorrentías, disminuyen las filtraciones del suelo, con el consiguiente agotamiento de las aguas freáticas, invasión de las aguas salinas, erosión de las laderas, riadas e inundaciones…… Este tipo de contaminación que no escandaliza, deja de preocupar a la clase dirigente, mientras se dedica a vender las virtudes de las falsas actividades sostenibles,cuando solo se refieren a la sostenibilidad bajo el punto de vista económico, por lo que la solución siempre consiste en que paguen más impuestos los ciudadanos.

 

    Tampoco prestamos atención a la perdida de los suelos por erosión hídrica, causa de la desaparición de su capacidad de soportar cualquier tipo de vegetación. Pero se nos llena la boca de hablar de agricultura sostenible y vemos como, poco apoco, los suelos se van desertizando. por la pérdida de los horizontes fértiles de tierra vegetal, mientras recurrimos a cultivos hidropónicos alabándoles como un producto natural y sostenible.

    Hablamos de las áreas naturales y no nos preocupa invadirlas con la construcción de vías rápidas, como un prurito de modernidad, sin tener en cuenta que muchas de ellas no son sostenibles económicamente. incluso se han tenido que cerrar por falta de viajeros. A pesar de todo ello, determinadas infraestructuras han aislado poblaciones de fauna de estas áreas naturales, sacrificando sus movimientos territoriales, necesarios para que su desarrollo sea sostenible. Este sacrificio ha sido en vano, pues los propios ciudadanos no habían demandado muchas de estas infraestructuras, como las radiales, que no han considerado su utilización necesaria, por lo que han dejado de ser sostenibles, como nos habían vendido.

 

    No es posible seguir engañándonos y continuar hablando de sostenibilidad, cuando tenemos totalmente abandonados todos nuestros recursos naturales renovables, que constituyen el fundamento de la naturaleza, y que cuando estos se agoten, desaparecera la vida.

    No es posible hablar de lo sostenible y tener menos del 8% de nuestros suelos forestales ( la mitad de la superficie de España ), sometidos a planes de ordenación, para el aprovechamiento de sus recursos.

    Tampoco es posible hablar de sostenibilidad, y seguir hablando de pertinaz sequía, usando terminología propia de tiempos pasados, sin dedicar los recursos necesarios, para que desde las cuencas hidrográficas excedentarias, se ceda a las deficitarias el agua necesaria para establecer un equilibrio entre ambas.

    Es contradictorio hablar de los árboles como la más perfecta fábrica para paliar el efecto invernadero y frenar el cambio climático, como una actividad sostenible, y mantener la mitad de nuestro suelo forestal desarbolado sin repoblar.

    No es sostenible no responder a las estadísticas del último medio siglo sobre incendios forestales, y que ni las distintas administraciones, ni las variadas organizaciones ecologistas, ni los profesionales, ni la sociedad civil, se manifiesten una y otra vez, pidiéndo un cambio de tendencias para una gestión distinta.

    Todo lo anterior, que posiblemente hemos manifestado multitud de veces, son algunas de las carencias que es urgente corregir para empezar a hablar de la sostenibilidad de la conservación de la naturaleza. Si seguimos patrocinando ESTUDIOS, así llevamos unas cuantas décadas, sin poner en marcha PLANES, terminaremos conociendo exhaustivamente cuales son los problemas que afectan a nuestra NATURALEZA, sin afrontar nunca las soluciones.

    Todo sea por la sostenibilidad, y por ella seguiremos reivindicado, tantas veces como sea necesario, el lema de la Escuela donde cursé mis estudios:

    “ SABER ES HACER “