Todos los que me siguen en mis artículos semanales, saben que un porcentaje muy alto de los mismos, en los tres últimos años, los he dedicado al efecto catastrófico de los incendios forestales, intentando que cuando se instrumente un PLAN para combatir los mismos, se base, sino queremos que no se convierta en un gran incendio, en los dos principios básicos para combatir los mismos:

    -EVITAR QUE SE INICIE EL INCENDIO

    -INICIADO ESTE, ACUDIR CON LOS MEDIOS IDONEOS PARA EL ATAQUE DE ESTE SE EFECTUE ANTES DE LOS 20 MINUTOS DE SU INICIO.

    Con la primavera avanzada, antes de iniciarse el verano, los incendios forestales se han llevado ya por delante 1800 hectáreas en la provincia de Alicante, provincia que con Almería tiene la menor superficie de bosques de España. El origen parece ser una quema de rastrojos, aunque nadie destaca que no se cumplieron los dos requisitos básicos mencionados, pues estuvo ausente la vigilancia disuasoria, necesaria para proteger un paraje de alto valor paisajístico, de los pocos existentes en esta provincia, y la llegada de los medios terrestres no fue operativa antes de 20 minutos de su inicio, lo que provocó, como es normal, que una quema de un rastrojo se trasformara en un gran incendio. Eso sí, la prensa de ese día informó que esa misma tarde, que maravillosa rapidez, 14 medios aéreos estaban operando en el incendio, pero ningún técnico competente les informó, que esta operación tan espectacular como poco eficaz, no servía para nada, pues un incendio forestal que avanza desprendiendo un minimo de 2000 kilocalorias/metro cuadrado, es fisicamente imposible parar su frente de avance, a base de descargas de agua desde los medios aéreos. A pesar de pretender alcanzar lo imposible, decenio tras decenio va en aumento el número de medios aéreos contratados y al mismo ritmo va creciendo la tasa de quema permisible por comunidad autónoma, alcanzando la cifra de ser catorce veces mayor de la admitida en la Comunidad Valenciana, y lo peor es que a nadie parece preocuparle la revisión de la estrategia a seguir para gestionar de manera distinta sus Planes contra incendios-

    No es que un profesional que redacte un PLAN contra incendios, pueda permitirse el lujo de prescindir de los medios aéreos (aviones y helicópteros), pero estos medios, que además son muy caros, solo deben utilizarse para apoyar a los equipos de tierra a construir lineas de fuego que paren los frentes, y no a frenar estos con sus descargas, pues solo en casos muy puntuales serán eficaces.

    Pero el problema de todo lo anterior se destapa ahora, cuando a un político determinado, responsable de contratar los medios aéreos en una comunidad autónoma determinada, presuntamente ha recibido dádivas de una empresa, a la que supuestamente ha contratado bajo sospechas de corrupción.

    Resulta sospechoso que unos profesionales que hemos aprendido que los incendios forestales se combaten, fundamentalmente, con medios terrestres y personal de tierra, nos quieran convencer los políticos que estamos anticuados, y que con los medios aéreos seremos más eficaces. ¿No será que la facturación con una compañía aérea, puede ascender a DOCE MILLONES DE EUROS por campaña, y que estas cantidades permiten dedicar parte a la corrupción, cosa que no es posible si este dinero se emplea para contratar personal de tierra ? En el caso de la Comunidad Valenciana, esta facturación permitiría contratar MIL OCHOCIENTOS miembros de cuadrillas retén, por campaña, incluido vehículo todo terreno de transporte con herramientas para cada seis, y distribuirlos en sus 600.000 hectáreas arboladas, cada 2000 hectáreas, incluido beneficio industrial . Pero de este PLAN, con el que se conseguiría una mayor eficacia, y acercarnos a los dos principios básicos mencionados, sería difícil desviar partidas hacia la corrupción.

    Hace treinta años, el Estado y las Comunidades Autónomas disponían de la mayor flota de medios aéreos por hectárea protegida, y el coste de la misma alcanzaba el equivalente a los LOS TRES MILLONES Y MEDIO DE EUROS por campaña. Todo esto se denunciaba entonces, pero hoy día solo la Comunidad Valenciana, a este mismo concepto, dedica DOCE MILLONES DE EUROS, aunque daría igual si nos refiriéramos a otra autonomía. Entiendo, porque yo también fui niño, que la fascinación por los aviones, maquinas que vuelan casi como los pájaros, es enorme. Si además los vemos operar descargando agua sobre los frentes que avanzan de un incendio forestal, imagen que por su espectacularidad se encargan de reproducir todos los periódicos, la fascinación es más intensa. Pero para un profesional, que conoce la ineficacia de estas descargas, este tipo de operaciones sobran, a no ser que con ellas se pretenda trasmitir a la población civil, que el problema de los incendios forestales no tiene solución, sino aumentamos el número de medios aéreos. ¿Cual es el número idóneo? Si tenemos en cuenta que en la campaña de 2012, entre el Estado y las Comunidades, se contrataron 262 aeronaves, es fácil pronosticar que, como viene sucediendo en los últimos treinta años, este número se habrá superado en 2015.

    Se está acabando el tiempo para parar esta carrera, en la que determinados “lobys” se han empeñado en que los incendios forestales se combaten desde el cielo, en detrimento de los medios terrestres que lo combaten desde el suelo, consiguiendo con esta estrategia que nuestra superficie de bosques quemada sea cada vez mayor, alejándonos de los índices recomendados acordes con el coste de los distintos PLANES. Después de la campaña de 2012, un profesional escribió un informe sobre los resultados de la misma, que tituló “La Burbuja de los Medios Aéreos”, cuyo mensaje principal se centraba en comparar el coste de los medios aéreos que operan en España, y la equivalencia de estos costes con el empleo de brigadas de reten, maquinaria pesada y auto-bombas. Fijadas estas equivalencias, y analizadas las mismas, su conclusión sobre el empleo masivo de los medios aéreos fue la siguiente:

    “En resumidas cuentas, estamos matando moscas a cañonazos, cuando es más sencillo y barato el matamoscas, al que siempre terminamos por recurrir. Por cierto , un matamoscas se parece mucho a un batefuegos”

    Siguiendo con el informe anterior, el autor justifica que se sigan contratando los mismos o más medios aéreos, haciendo la siguiente reflexión :

    “Como no soy mal pensado, no diré que es por ignorancia o por intereses perversos y oscuros. La respuesta es otra: Los medios aéreos son los que mejor salen en la foto, nos quedamos embobados y seducidos por la imagen. Puro engaño.”

    Como falta menos de un mes para que se inicie la campaña de 2015, aunque sea tarde para este año, pidamos que para las campañas de los próximos se inviertan las tendencias que proponemos, para salir de la espiral en la que estamos metidos, que ha llevado a la clase política a la resignación de creer que no hay alternativa a esta catastrófica gestión, para combatir eficazmente los incendios forestales, y salvar nuestros montes arbolados de la progresiva desaparición.