Cuando a principios del pasado mes de Julio, todas las predicciones meteorológicas a largo plazo, auguraban un verano de los más calurosos del último medio siglo, los profesionales supusimos que tendríamos gran cantidad de incendios forestales, y que parte de la población afectada se quejaría de la falta de medios para combatirlos, como así ha sucedido.

    Este guion que parece preparado por los suministradores, fundamentalmente de medios aéreos, pues se les han vendido como el medio para acabar los incendios forestales, aunque se haya abandonado totalmente la barata prevención, están dando sus frutos apoyados por la clase política, pues siguen creyendo que los grandes incendios se extinguen arrojando agua a sus frentes, que avanzan desprendiendo más de TRES MIL KILOCALORIAS POR METRO CUADRADO. Este principio, a pesar de haber convertido la superficie de nuestros montes, en los que cuentan en el mundo con más medios aéreos por hectárea protegida, estrategia que no ha dado ningún resultado positivo, por lo que se han encargado de trasmitir, durante el último medio siglo, que nos encontramos muy lejos de contar con un parque medios aéreos más eficaz. ¿Cuál es el número ideal? ¿No es suficiente con haber pasado de cero helicópteros, en los años ochenta, a más de doscientos en las últimas campañas? Emulando a Clinton, cuando se refería a la economía en una campaña electoral, habría que exclamar: IDIOTA, ES LA PREVENCION.

 

    Parece que casi todos, ecologistas y sindicatos, que son los que mandan en esto de los incendios forestales, están de acuerdo en que estos se apagan en invierno. Pero esto no deja de ser un titular de prensa, que queda muy bien, pero que no sirve para invertir la tendencia de volver a la prevención, por lo que habrá de inventarse otro titular.

    Hablando de titulares, no es menos ocurrente el del político de turno, que dice que el incendio tiene toda la pinta de ser intencionado, por existir más de un frente, y así eludir las responsabilidades de que un incendio que se inicia, se convierta en un gran incendio. Si este titular se lo trasmitió un técnico, debe cesarle, pues si hay algo difícil de probar, hasta que no se investigue a fondo, es demostrar las causas de un incendio. Lo normal en un gran incendio, una vez que se declara, debido a nuestra intrincada topografía y a las condiciones climatológicas adversas, es que se propague con tres o más frentes. Ignorar este principio, para cualquier profesional, es muy grave. Pero pasar a trasmitir este mensaje, cuando las estadísticas de las últimas décadas reconocen que el 20% de los incendios forestales no tienen una causa conocida, y la intencionalidad solo está probada en el 47% de los casos, porcentaje sin duda importante, es magnificarlo en detrimento de los otros tipos de causas que pueden ser corregidas a más corto plazo.

 

    Considerando la importancia que tiene el alto porcentaje de intencionalidad, como causa de los incendios forestales, es evidente que si esto sucede, una de las medidas más importantes es la de establecer una “policía forestal” que cubra todas las zonas de riesgo, mientras este dure, no solo para que cojan a los incendiarios, sino para que su presencia sea una medida disuasoria que invite, a los posibles pirómanos a deponer su aptitud, ante el riesgo de ser sorprendidos en su intento.

    No deja de ser una paradoja que esta “policía forestal”, que era una labor desarrollada por la guardería forestal, reforzada en la época de riesgo con vigilantes temporales, haya dejado de ejercer esta responsabilidad en sus territorios, cuando el número de incendios ha pasado de una media de DOS MIL en la década de los sesenta, a más de VEINTE MIL, en las últimas décadas. Establecer esta vigilancia territorial por autonomías, en toda su superficie arbolada, mientras dure la época de riesgo de incendios forestales, que incluso puede ser contratada con un empresa de seguridad, como ha sucedido en otros campos, es una medida de PREVENCION fundamental, con un coste asumible, para reducir de forma drástica el número de incendios anuales, Si se sigue sin prestar atención a medidas PREVENTIVAS como esta, para impedir que los incendios se inicien, no será posible salir de la espiral en la que estamos metidos desde que se produjeron las trasferencias hace cuatro décadas, y que no es otra, según mi opinión, que la de mantener o aumentar el número de incendios, para justificar la necesidad de aumentar los medios de extinción a costa de las medidas de prevención. ¿Cuánto tiempo hace que no se limpian de matorral las zonas de contacto de los montes, con el entorno de los cascos urbanos? Pues eso, que esta aptitud irresponsable, solo conduce a la evacuación, en caso de incendio forestal, de los habitantes de todos estos pueblos, con todos los trastornos y riesgos para una población envejecida, que son los que componen estas comunidades.

    Si siguen las distintas Administraciones olvidando que la mitad de nuestros suelos son suelos forestales, sin invertir en PREVENCION, para que los incendios, cuando se inician, no se conviertan en GRANDES INCENDIOS, de nada servirá invertir en medios de extinción, por muy sofisticados que sean. Es obligado que todos conozcamos que un gran incendio, mientras exista continuidad de la vegetación, solo se puede controlar si cambian las condiciones meteorológica. Por lo que si esta circunstancia no se da, por principios de la Física, poco o nada pueden hacer los medios que arrojan agua a sus frentes de avance. Si carecemos de profesionales entrenados en técnicas de dar contrafuegos, único sistema para controlar con eficacia un gran incendio, sistema que se negaron a practicar, cuando se creó, los componentes la UME, de nada sirven los medios si no se emplean para ayudar a poner en práctica esta técnica. Por cierto, que existen libros publicados sobre esta técnica, para que los legos en estos temas, de incendios forestales, puedan aprender a ponerlos en práctica con éxito.

 

    Es momento de contestar a algún medio de comunicación, que ahora se pregunta; ¿QUE ESTAMOS HACIENDO MAL? Aunque parezca mentira, la respuesta es la de preparar las zonas forestales, para que cualquier incendio que se inicie no se convierta en un GRAN INCENDIO, y eso se llama PREVENCION. Hay muchos que se llaman “expertos”, que desconocen la Selvicultura, el comportamiento de los incendios forestales y otras ciencias de la Naturaleza, y recomiendan a los profesionales que: “…. el objetivo de la gestión forestal no debería ser eliminar los incendios, ya que es casi imposible, sino aprender a convivir con ellos”. Lo malo de esta filosofía, es que los que se marcan estos objetivos, son los mismos que defienden que no se gestionen los montes con labores de PREVENCION. A veces hasta se atreven a comparar nuestros incendios forestales, con los que nos ponen en las noticias de TV de USA, cuando estos son, en la mayoría de los casos, de naturaleza “periurbana”, y salvo raras excepciones se trata de zonas de su “National Forest”, el equivalente a nuestros montes arbolados. Sigamos confiando en estos “expertos”, pues ya sabemos al camino que nos conducen, después de transcurridos los últimos CINCUENTA años, en los que hemos carecido de cualquier tipo política forestal.

    Ignorar los principios básicos, recomendados por los profesionales, en la gestión forestal, solo conduce a una regresión de todos los ecosistemas, que muchos de los llamados “expertos”, se empeñan en no denunciar, para no salir del círculo vicioso en el que nos han metido.