En primer plano político con 31 y 29 años

    Me voy a permitir pedir disculpas, por no dedicar hoy mi escrito semanal a temas dedicados con la Naturaleza y los montes. La presión política mediática, durante los últimos meses ha sido tan alta, sobre todo por los componentes del partido político recién creado, llamado PODEMOS, que todavía no he salido de mi asombro, al comprobar su llamativa juventud.

    Con esto no quiero trasmitir que los que se encuentran en esa maravillosa etapa de la vida, tienen que ser excluidos en la toma de importantes decisiones que afectan a la sociedad. Pero su colaboración, en un mundo globalizado, con instrumentos tan cambiantes para ser aplicados a una nueva gestión, debe estar más en lograr una buena formación, que en olvidarse del enorme esfuerzo que hemos realizado, para conseguir todos los avances sociales, y acabar tirándolos por la borda, por creer que estos han sido un experimento del laboratorio de la facultad donde ellos se han licenciado, y todavía no han abandonado, por lo que siguen sin haber dado el salto a la calle, y solo conocen de ella lo que algunos les han contado. Si la edad de esta juventud , en los últimos días, es de 29 años, como los que dice que tiene el futuro lider de IU, parece un poco pronto para poner en práctica, las distintas teorías aprendidas en la universidad, sin saber el resultado del experimento.

 

    No parece lógico que esta juventud nos trasmita que quiere romper con todo. No solo con lo malo, que así está contemplado en la ética y las leyes, sino también con las normas , como nuestra Constitución, que nos han permitido alcanzar los niveles más altos de bienestar de toda nuestra historia, y sobre todo conseguir la libertad individual, jamás lograda en nuestro pais. La ruptura solo es posible conseguirla haciendo borrón y cuenta nueva, y el camino no es la revolución, pues esos tiempos ya pasaron, y en algunos casos, donde las bases de las mismas se asentaron sobre una ideología, arruinaron a las sociedades que tuvieron que soportar tanta falta de libertad.

 

    No cabe duda que todo es posible de criticar, y que esta critica debe conducir, para mejorar, a las reformas que sean necesarias. Lo que no es de recibo es que, por ejemplo, si los controles reconocidos por todos los países del mundo, sitúan a nuestra formación universitaria en el lugar 400, los jóvenes profesores que forman parte de esa universidad no se den por aludidos, y sin plantearse una reforma de la misma, sigan formando titulados devaluados, sin que tengan el valor de frenar esta tropelía, que tan cara nos cuesta a los contribuyentes. También nos sentimos felices con el desastroso lugar que nuestra enseñanza media ocupa en el informe internacional PISA, única en los países de nuestro entorno, marcada por la ideología más que por la calidad, circunstancia que perjudica siempre a las familias de menor poder económico.

   Somos el pais de Europa que más caro paga la factura eléctrica, y en lugar de proponer las medidas adecuadas para reformar el sector y que este coste disminuya, pedimos que se nos subvencione el consumo, al mismo tiempo que exigimos para los productores que les sean fuertemente subvencionadas las renovables. Todo esto sin olvidarse que también se reivindica que, según que casos, no se pague la factura de la luz.

    Está bien que se pretenda volver al “mayo del 68”, al grito de pidamos lo imposible. Pero entonces esto eran peticiones, con la diferencia que ahora el compromiso de estos jóvenes es llevarlas a cabo, con la imposibilidad de hacer realidad lo que es imposible, pues estos jóvenes se convertirían en seres milagrosos. Hablan mucho de una renta básica para todos, pero no se les ocurre suprimir UN MILLON de empleados públicos, no funcionarios, creados para los afines ideológicos, para hacer realidad este imposible.

 

    La verdad es que cuando se repasan todas sus propuestas, uno rejuvenece a su época de estudiante, y recuerda lo poco que costaba reivindicar las cuestiones mas extravagantes, con cuyos costes no estábamos dispuestos a contribuir ni con un céntimo. A propósito de esto, cuando yo era joven, mi padre me contaba que en mi pueblo, a un importante político y rico terrateniente, le fueron a ver unos vecinos, que también eran propietarios de ese término municipal, acompañados por su alcalde, para pedirle que el Estado les subvencionara un necesario camino que comunicara todas sus propiedades. El prócer, que reconoció la necesidad que para ellos representaba ese camino, sacando su cartera, puso encima de la mesa el importe que le correspondía, de acuerdo con la superficie de su finca, e invitó a todos los demás a hacer lo mismo. La reunión terminó sin llegar a un acuerdo. Esta lección me enseñó, que no se puede considerar como una obligación que paguemos todos, aquello que solo es necesario para el aprovechamiento de un determinado de unos pocos, o de la ideología que representan.

    Me cuesta creer que los jóvenes estén dispuestos a pedir la prohibición de la tauromaquia. Lo que si creo, porque así lo manifiestan, es que los jóvenes de PODEMOS quieren acabar con los toros, del mismo modo que los nacionalistas catalanes, cuando tuvieron el gobierno de su comunidad autónoma, así lo hicieron.

    Me sorprenden unos jóvenes que hablan de una moratoria nuclear, que sería la segunda, y que se olviden de la primera, cuando ellos todavía no habían nacido, que les costó pagar a sus padres, en el recibo de la luz, durante los últimos treinta años, para que el gobierno de turno, sin ninguna explicación racional económica, intentara arañar unos pocos votos. Por lo que me temo que van a repetir la jugada, y el partido lo seguirán pagando los más débiles.

  Cartillas de racionamiento en Madrid

    Lo de que los distintos pueblos de España puedan definir su futuro, parece un poco tarde, después de estar pacíficamente viviendo todos ellos, durante los últimos QUINIENTOS AÑOS. Dar carta de legalidad a esta ocurrencia, nos hace caer en la historia contada anteriormente, y que todos tengamos que pagar la independencia que solo piden unos pocos.

    Lo que me parece insólito, es que algunos jóvenes, que no han sufrido la escasez y las penurias de los tiempos difíciles, por que desde que nacieron han permanecido bajo la capa protectora de sus padres, apuesten por volver a “recuperar el control público de los sectores estratégicos de la economía: telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico y educativo….. con la creación de empresas estatales que suministren estos servicios de forma universal”. Con el trabajo que costó terminar con las cartillas de racionamiento y el estraperlo. que solo empobrecían a los más débiles, y no a los que ellos llaman los más ricos.

    Lo más grave es volver a señalar, según un determinado criterio, a los buenos y los malos, para enfrentarlos entre si, por aquello que les puede separar, en vez de hacerse fuertes en todo lo que les une.

    Solo entre todos los jóvenes, no entre unos cuantos, pues en ellos se encuentra nuestro futuro, podrán levantar nuestro país hacia cotas mayores de bienestar, con el apoyo en el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías, contando siempre con la experiencia y sabiduría de sus antecesores, que desde el suelo les están entregando la antorcha, para que ellos tomen el relevo. Si este relevo no se produce, porque se busca la ruptura, seguro que será difícil encontrar el camino, que se perderá en la búsqueda de lo imposible.