Paseando por los jardines de la misión de San Gabriel

    Viajar a Estados Unidos representa una aventura ilusionante, pues no en vano es el país número uno del mundo y, aunque lo miremos con ojo crítico, siempre encontraremos algo para aprender, sobre todo en esta época de crisis, en la que parece que todos la sufrimos igual, pero a poco que profundicemos, nos damos cuenta que para unos es más dura que para otros. Sin ir más lejos, sentimos una sana envidia al constatar que sus cifras de paro se mueven alrededor del 8%, y un español como el que esto escribe se pregunta, cuando dicen que en España somos tan distintos según la región de procedencia, que aquí sí que existen diferencias radícales entre los habitantes de los distintos estados, pues hay que tener mucha imaginación para identificar y encontrar semejanzas entre un habitante de Arizona y otro de New York, donde la geografía de ambos estados no tienen ningún punto de encuentro, además de estar situado uno de otro a más de 5 horas de vuelo, como de Madrid a Moscú. Igual sucede si queremos comparar un americano de Oregón con otro de Texas, pero a pesar de esta diversidad, a todos, aunque a muchos “progres” les parezca cursi, les une una bandera y un himno, que les hacen buscar la competitividad y la excelencia. Si el francés Tailleyrands decía en su época que no había encontrado en Estados Unidos más que “un solo plato y 32 religiones”, estaba dando a entender que no creía posible que llegara a buen término la fundación de un solo Estado con estas premisas, pero no cabe duda que, transcurrido más de un siglo de esta aseveración, se equivocó, como se equivocan muchos que en este país encuentran la mezcla de todos los males, sin hallar entre ellos ningún tipo de bienes, vamos que se les identifica como al propio demonio. Se entiende que los que así piensan es difícil convencerlos, pues la historia y el paso del tiempo no cuenta para ellos, y se olvidan que un 6 de junio con su desembarco en Normandía, hace casi 70 años, salvaron a Europa de caer en el nazismo.

    Después de esta breve introducción a los Estados Unidos, si vamos a darnos una vuelta por California, en nuestro caso para cumplir el deseo de visitar la misión de San Gabriel, en Los Angeles, consideramos que requiere una breve reseña sobre sus características, pues ocupa entre todos los estados federados de los Estados Unidos, el primer puesto en población, actividad económica, investigación científica y tecnológica y creatividad humana. Todo esto conseguido en los últimos 150 años, pues en el año 1846, solo 10.000 habitantes, además de la población indígena, todos ellos descendientes de los colonizadores españoles, que durante los dos siglos anteriores, se esforzaron en llevar la cultura del viejo al nuevo mundo, dejando una huella que hoy día el propio pueblo americano se preocupa en darla a conocer y conservar, y de la que nosotros como españoles nos sentimos orgullosos.

    Todos los centros de producción de California, ya sea de películas, de aviones, de productos agrícolas o de micro-chip, por citar algunos de los productos con los que se identifica este estado, están en continuo desarrollo, adaptándose a las nuevas tecnologías derivadas de los programas de investigación e innovación, de sus Centros Tecnológicos y Universidades, contando entre estas últimas con las de Stanford, UCLA y Berkeley, consideradas entre las más prestigiosas del mundo, y en las que hoy día, cuatro de cada diez de sus universitarios son hispanos. Esta estrategia de desarrollo e innovación continuada, pensando siempre en el futuro, es la clave para ser un estado de acogida para todos aquellos que tengan algo que aportar y busquen la oportunidad de, en los campos más diversos, aprender y desarrollar mejor sus aptitudes y conocimientos.

    California tiene, además, una diversidad no menos importante: la geográfica, que la dota de todo tipo de atracciones naturales, con amplia representación de todos los ecosistemas imaginables. Aquí se pueden encontrar costas con playas fabulosas; zonas desérticas con cotas por debajo del nivel del mar; cadenas montañosas con nieves perpetuas, en parajes ocupados por frondosos bosques, llenos de cascadas, ríos y lagos, encontrándose entre sus bosques los poblados por las dos únicas especies de secoyas existentes en el mundo.

    Sin duda la Naturaleza ha sido generosa con este estado. Por ello, los que somos amantes de los árboles, no podemos abandonar el mismo, sin volver a sentirnos sobrecogidos debajo una secoya con más de 2.500 años de edad, es decir que cuando nació Jesucristo ya tenía 500 años de edad, con 35 metros de circunferencia en su base, y con un volumen de 1.540 metros cúbicos. Puede que estas medidas no digan mucho para un profano, pero basta señalar que un árbol que alcanza 3 metros cúbicos de volumen, en un bosque boreal, es considerado como singular, y aquí nos plantamos ante un ejemplar 500 veces mayor, sin darle ninguna importancia. Se mire como se mire, darse una vuelta por el Bosque Gigante, del Parque Nacional Secoya, es visitar la mayor manifestación natural de árboles gigantes existente en el mundo, a través de los cuales, siguiendo sus anillos de crecimiento, conocemos las variaciones del clima en los últimos tres milenios.

El majestuoso General Sherman

    Grabar en nuestra retina la imagen de cada una de las secoyas, que parecen elevarse hasta tocar las nubes, es el mejor recuerdo que podemos llevarnos de nuestra visita a estos bosques de árboles gigantes, que encierran esa magia especial característica de todos los seres a los que se considera mitos vivientes.

    Volviendo a lo que nos trajo esta vez a California, que no era otra cosa que visitar la misión de San Gabriel en Los Angeles, por motivos de identificación con el nombre que uno lleva, una de las 21 misiones fundadas por los Franciscanos, liderados por el mallorquín Fray Junipero Serra, en el que este año 2013 se cumple el tercer centenario de su nacimiento, que tomaron el relevo a los Jesuitas, tras su expulsión por Carlos III en 1768. A partir de este año, Fray Junípero, gran defensor de los pueblos indígenas y de su cultura, fue el artífice de la construcción de la infraestructura básica más importante para la colonización y el desarrollo de California, el Camino Real que unió San Diego con San Francisco, que se inició con la fundación en 1769 de la misión de San Diego de Alcalá, a la que siguieron las 20 restantes, separadas por un día de marcha, para permitir el descanso y avituallamiento de los que, fuera por motivos militares o colonizadores, viajaran por el único camino existente entre el norte y el sur de California. Hoy día la I-5, entre San Diego y Los Angeles, y la estatal 101, entre esta última ciudad y San Francisco, siguen la traza del Camino Real, y las autoridades californianas, encargadas de la cultura, fomentan la visita de esta “Ruta de las Misiones” como una parte fundamental de su historia, que también es la de unos cuantos españoles. Por esta obra, los californianos eligieron a Fray Junípero como uno de los dos personajes más importantes de su historia, para que su estatua les represente en el Capitolio de Washington.

    Las misiones también fueron la puerta para introducir todos los cultivos mediterráneos (palmera datilera, higuera, olivo, limonero, naranjo, almendro, vid…), así como de cereales y toda clase de hortalizas, hoy día base de toda la agricultura californiana. Es espectacular los cientos de kilómetros que se recorren por carreteras y autopistas entre naranjos, en todo el valle central.

    La misión de San Gabriel se fundó en 1771, dos años después del descubrimiento del valle que lleva su mismo nombre, y está considerada como parte fundamental de la historia de California. Es más vieja que la ciudad de Los Ángeles, pues diez años después de su fundación, un pequeño grupo de 2 sacerdotes y 44 colonos, marcharon nueve millas al este para fundar el pueblo de Nuestra Señora de la Reina de Los Angeles. El autor del proyecto y la construcción de la misión fue el Padre Antonio Cruzado, que nació y se crió en Córdoba, y puso de manifiesto su influencia morisca por el apuntalado de sus paredes, el techo abovedado, y la apariencia de fortaleza del templo, además de un par de recoletos jardines, adosados a su espalda, donde juega el agua con las macizos de flores, y permanecen una frondosa parra y dos ejemplares de olivos centenarios, de la misma edad que el templo.

    Cuando paseábamos por este jardín, para protegernos del calor del mediodía, el Párroco pegó la hebra con nosotros, y en perfecto castellano, se quejó del abandono que por parte del estado californiano se tenía a esta misión, pues hoy en día esta misión tiene, como pudimos comprobar, en su museo anejo, la colección más importante de toda la historia de las misiones, y su actual abandono demuestra el olvido de más de dos siglos y medio de la única historia escrita de este estado. La pila bautismal cincelada en cobre y la concha, fueron traídas de España en 1771 como regalos de Carlos III, así como seis estatuas, talladas en madera, de su altar mayor, de un valor inestimable. Entendemos al responsable de la custodia de estos tesoros históricos, y su preocupación por su rutinario sistema de protección, que aventura su desaparición por robo el día menos pensado, pero no tenemos más respuesta para él que la compresión de su queja, pues parece insólito lo que nos cuenta. No sabemos si España, a través de la Cooperación Internacional, podría dedicar unos pocos de euros al año para mantener este trozo de historia nuestra, pero sin duda sería lo que cualquier país que aquí dejo su huella, tan fuertemente enraizada, no la dejara perder en un futuro próximo. Abandonamos la misión, y debajo de la jacarandas cuajadas de flores, que dan sombra a la base de su campanario, echamos la última mirada a los contrafuertes de sus paredes, que le dan la apariencia de una gran fortaleza, y a la elegancia de su campanario. Para terminar, si disponéis de un par de semanas papa dedicarlas a daros una vuelta por California, no os arrepentiréis. De momento, el 50% de la población es hispana, por lo que siempre encontrareis respuestas en español a vuestras preguntas, y si se trata de emborracharse de Naturaleza, no sabréis cuál de las múltiples ofertas elegir.