Cuando uno se pone a escribir debajo de este título, no lo hace con un espíritu corporativo, pues los profesionales españoles que han obtenido esta titulación en los distintos campos de la ingeniería, no necesitan que los defienda uno de sus miembros, ya que su excelente formación ha sido reconocida tanto en España, como en todos los países donde proyectando y dirigiendo obras emblemáticas, han dejado la huella de la ingeniería en los más altos niveles de la competitividad y del saber hacer. Hasta hoy día, cuando la crisis económica no ha perdonado a nadie, pues hasta los profesionales de la ingeniería engrosan en un alto porcentaje las listas del paro, muchos de ellos no han tenido problema, por su preparación, para encontrar trabajo en cualquier parte del mundo, allí donde las nuevas tecnologías y las ciencias aplicadas les han requerido. Este exilio temporal y obligado, sigue beneficiando a la llamada marca España, pues estos profesionales españoles se han hecho merecedores de los mayores elogios, al encontrarse al frente de obras que suponen un inmenso reto, tan emblemáticas a nivel mundial, como pueden ser el nuevo Canal del Panamá, el AVE de Médina a la Meca, o la central termosolar del estado de Arizona en U.S.A., sin contar con cientos de proyectos de menos renombre repartidos por las cinco partes del Mundo.

    Pues después de esta introducción, lo que sigue no deja de ser increíble. Pasada más de una década desde que se empezó la adaptación de nuestras titulaciones técnicas al conocido como Plan Bolonia, obligados por la Comunidad Económica Europea, resulta que los ingenieros y arquitectos españoles, anteriores a esta adaptación, con 3+2 años de estudios, el Gobierno obligará a reconducirlos, para entendernos, a un titulo de 4 años de estudio, y tendrán que seguir un Master para habilitarle a ejercer una profesión de nivel superior, que es la que venían ejerciendo con anterioridad por estar así capacitados por su titulación. Comprenderán que llamar a esto “devaluación por decreto”, no es ninguna maldad, es algo más que un robo de derechos nunca visto, pues estos profesionales no podrán ser considerados como graduados en los países extranjeros , al no poder acreditar la posesión de un título de Master, ni disponer de una convalidación internacionalmente reconocida de sus títulos. Con lo anterior, no solo se ha devaluado su empleabilidad en el exterior, sino que las empresas españolas han visto infravalorada su inversión en capital humano, teniendo serias dificultades para acudir a licitaciones en concursos de otros países.

    Pero si nos vamos a los distintos concursos para cubrir puestos de la Administración Española nos encontramos que ingenieros superiores y arquitectos con titulación previa a Bolonia, no podrán acceder al grupo A-1, que son aquellos para puestos directivos y predirectivos públicos , ni tampoco a los equivalentes en las distintas Organizaciones Internacionales, ya que su titulación no esta equiparada a las del Espacio Europeo de Educación Superior.

    Mientras estas adaptaciones conducen a graves perdidas de derechos de los ingenieros superiores y arquitectos, pues les exigieron una titulación de 5 años que les habilita para ejercer una profesión sin limitaciones a sus conocimientos, a los que realizaron estudios de tres años de duración (diplomatura, ingeniería técnica y arquitectura técnica), se les habilita para que puedan alcanzar el mismo nivel académico que los que hoy precisan estudiar 4 años. No se trata de hacer comparaciones, solo se pretende denunciar que los conocimientos no se adquieren por decreto, pues este principio es contrario a la calidad y excelencia que se requiere en cualquier Plan de Estudios.

    Es normal que ante esta situación, que no nos cansamos de criticar como injusta y falta de todo rigor académico, todas las organizaciones que representan a los titulados superiores, se van a reunir para denunciar ante los medios de comunicación lo anteriormente expuesto. El Instituto de Ingeniería de España (IIES), la Unión Profesional de Colegios de Ingenieros (UPCI), y la Federación de Asociaciones de Cuerpos Superiores de la Administración Civil del Estado, instituciones pagadas por sus afiliados, denunciaran ante los medios de comunicación este problema que se ha agravado en los últimos años por la falta de previsión del Gobierno, dando lugar a la pérdida del reconocimiento de la excelencia, la profesionalidad y el prestigio que, con gran esfuerzo personal, habían conseguido los ingenieros superiores y los arquitectos, dentro y fuera de nuestras fronteras. Es momento de considerar imprescindible mantener la vinculación entre el nivel de formación obtenido y el nivel de responsabilidad asignada, aunque esto de la responsabilidad solo preocupe a los que creen en las cosas bien hechas, idea poco compartida por los que creen, como dice el anuncio de Hacienda, que todos somos responsables, para así salvar la suya propia que, por acción u omisión, ha sido la causa de todo.

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    Seguro que ahora la salida a esta situación, es culpar a la CEE de todos los errores cometidos, cuando esta nada tiene que ver con la mala adaptación a la norma europea llevada a cabo. Adaptación que ha sido el resultado de las múltiples reuniones de rectores magníficos de muestras Universidades y Politécnicas, sin tener en cuenta las propuestas de las distintas asociaciones y colegios profesionales, como si estas agruparan a una serie de alienígenas que no tienen los pies en la Tierra. No es bueno acostumbrarse a que los distintos gobiernos, pues esto no es obra de uno solo, intenten sacar votos aplicando la ideología propia a lo que es un problema de Estado, cambiando el esfuerzo personal por el favor político.