Todos los entusiastas defensores de la transformación del calor procedente del sol, en energía eléctrica, se han quedado mudos, y no han dedicado ni una sola palabra, en defender la quiebra de la mayor empresa mundial, por supuesto española, que basada en la subvención estatal, no ha podido aguantar cuando está ha sido rebajada, para que los contribuyentes, no tuvieran que soportar este oneroso peso, a costa de cargar a sus espaldas, los impuestos más altos del primer mundo, para sostener la energía eléctrica más cara de las existentes.

    Aquí tenemos los mejores economistas del universo, para convencer a los políticos que la ayuda de la subvención pública es lo más adecuado, para crear empresas competitivas, aunque estén basadas en que la subvención permanezca eternamente como un costo de producción no amortizable. Claro que esta teoría, para los que creemos en la cuenta de la vieja, aunque no seamos economistas, es algo no sostenible, pues cuando cesan las subvenciones, las empresas así constituidas se derrumban, pues los palos del sombrajo que las sustentan, quieren sustituir a unos pilares, que no han sido calculados con la resistencia propia para sus características.

    Mientras nos siguen diciendo que nunca ha sido tan barato evitar el peligro del cambio climático, nos ocultan que “el coste de producir energía renovable se ha triplicado desde el año 2004”, y mientras el sector fotovoltaíco genera el 2% de la electricidad y recibe 2.638 millones de euros de subvención,la energía eólica, generando el 16%, ocho veces más, recibe subvenciones por valor de 1.965 millones de euros. Las cifras lo dicen todo. Si además añadimos que en el año 2010 el MWh eólico se pagó a 78,84€ , y el precio del MWh fotovoltaico fue de 475,6€, se explica que esta diferencia no puede seguir siendo pagada por el consumidor.

    Está comprobado que el intervenido mercado eléctrico español, está perjudicando directamente al bolsillo de los consumidores y contribuyentes, pues así queda demostrado por el encarecimiento continuo del recibo de la luz, con sus cargas fiscales, y las exageradas subvenciones que generan cuantiosos beneficios, solo a los dueños empresas dedicadas a las renovables. Es hora de reconocer que este sistema es insostenible, pues solo el consumidor no es capaz de soportar estos elevados costes de producción, aunque los políticos se empeñen en salvar al Planeta a su costa.

 

    Tenemos que ser conscientes que aquello que está todavía en fase de experimentación, y su puesta en el mercado, a pesar que creamos que beneficia a la llamada “Marca España”, no ha superado esta fase, y no es posible por motivos políticos, alcanzar la competitividad necesaria para salir al mercado. Pues ello, como así ha sucedido, conduce a una quiebra segura, por saltarse los principios más elementales que regulan el funcionamiento del propio mercado.

    Lo más grave de esta quiebra, es que muchos componentes de la clase política se muestran compresivos con la misma, y están dispuestos a recatar a la empresa quebrada, sin que en ningún caso nos digan que este rescate no se va a cargar al erario público, y seamos los contribuyentes, los que sigamos pagando los experimentos, que como se dice acertadamente, se debieron “hacer con gaseosa”, mientras las subvenciones a fondo perdido alcanzaron cifras escandalosas, que hasta nos da vergüenza reproducirlas. Pero algún día tendrá que parar, en el regulado campo de la energía eléctrica, esta escalada del “recibo de la luz”, en el que el 60% de los impuestos, en el recogidos, nada tienen que ver con el importe del consumo del mismo, como las primas a las renovables. Pues estas, en todo caso, deberían pagarse, por ejemplo, con los impuestos que se pagan por el consumo de los productos derivados del petróleo, como combustible fósiles, y nunca , salvo el IVA, por la energía eléctrica consumida.

    Si nos empeñamos en transformar en electricidad, a gran escala, la energía producida por el sol, tenemos que asimilar que habrá que pagar la electricidad más cara de todas las producidas. No es creíble presumir de ser pioneros en el mundo de producir este tipo de energía, y que quiebren las instalaciones que se dedican a ello, estando, además. fuertemente subvencionadas con dinero público. No está claro que solo los españoles vamos a “SALVAR EL PLANETA”, pero lo que si es cierto es que, este “mix” eléctrico en el que nos han metido, nos hace ser menos competitivos, y por tanto nos encamina más hacia la pobreza.

    Si imitando a FRAY LUIS DE LEON, “decíamos ayer” que utilizar la biomasa como fuente de energía es competitiva en costos o más barata, incluso sin el apoyo de ningún tipo de subvención, que utilizando los precios del petróleo, cuando estaba el barril al doble de precio que ahora, no se puede entender que a este aprovechamiento, que además es sostenible, y beneficiaria el desarrollo del medio rural, no se le preste la más mínima atención.

    Pero seguiremos vendiendo lo imposible, incluso apoyaremos a los que dicen, que en territorios como Texas, en los que se pincha en el suelo y sale petróleo, la instalación de PARQUES EOLICOS, son instalaciones competitivas, sin decirnos con cuanto subvencionamos a las mismas. Sería bueno y saludable que los contribuyentes españoles, conociéramos cuantos de nuestros impuestos, han contribuido a la quiebra de esta empresa modelo en vender mercancía averiada, sin ser capaces de devolver las subvenciones, y lo que es peor los prestamos, a pesar del apoyo, de unos más que de otros, de los distintos gobiernos, cegados por la influencia de los ecologistas más radicales Los mismos que pararon seis centrales nucleares a punto de entrar funcionamiento, para mayor gloria de nuestros competidores y más empobrecimiento nuestro. Pero no escarmentamos, porque estos saraos los seguimos pagando siempre los mas pobres.