Ahora que queda menos de un mes para finalizar la primavera, estación que se caracteriza en la zona mediterránea por sus abundantes lluvias, muchas de las cuales, cuando discurren por los suelos deforestados, arrastran los pocos horizontes que de ellos quedan hacía el mar, “que es el morir”, como decía Jorge Manrique a la muerte de su padre, sería bueno que todos meditáramos en la necesidad de frenar estos procesos de desertización.

    Creo que todos podemos estar de acuerdo en que, los bosques y el agua forman un binomio inseparable, de tal manera que si los bosques o montes arbolados desaparecen como cubierta del suelo, el ciclo del agua se vería alterado, pues la cubierta vegetal protege el suelo, facilita la infiltración de las gotas de lluvia, frena la escorrentía superficial, disminuye las ondas de avenida, cargadas de materiales sólidos del suelo, que finalmente se depositan en los tramos menos pendiente del cauce, dando lugar a las inundaciones y al aterramiento de los embalses.

    Las unidades territoriales sobre las que los distintos países del mundo, gestionan de manera uniforme el binomio AGUA-BOSQUES, son las CUENCAS HIDROGRAFICAS, responsables de la planificación, en el espacio y en el tiempo, de las distintas actuaciones sobre los componentes del citado BINOMIO. Nuestra novedosa forma de ESTADO, ni FEDERAL ni CENTRAL, ha dado lugar a romper con la GESTION uniforme de nuestras distintas cuencas hidrográficas, tanto bajo el punto de vista hidrologico-forestal, como de la GESTION del agua, competencia que recae sobre las CONFEDERACIONES HIDROGRAFICAS, y que procuran interferir las distintas AUTONOMIAS, impidiendo dentro de un mismo país, que desde una cuenca excedentaria, no se pueda efectuar una cesión de agua, para el uso de una deficitaria. Es decir que algo tan normal como un trasvase, se haya proscrito para siempre, sin ninguna causa que pueda considerarse mayor que la fomentar la INSOLIDARIDAD entre los TERRITORIOS.

    Si la vegetación que existe en el medio natural, es un reflejo del clima, en las cuencas hidrográficas se dan unas condiciones climáticas uniformes, según nos encontremos en la zona alta, media o baja del curso del río principal, que discurre por esta cuenca. Pero la vegetación no solo es reflejo del clima, sino también de la naturaleza del suelo, junto con la acción del hombre y de la fauna, siendo estas variables las que dan lugar a manifestaciones vegetales que se estratifican en árboles, arbustos, matorral y tapiz herbáceo. Estos pisos de vegetación, en su variedad específica, están representados de manera uniforme dentro de cada cuenca hidrográfica.

    Las afirmaciones anteriores no son nuevas, pues considerar las cuencas hidrográficas como unidad territorial, dio lugar en ESPAÑA a la creación de las DIVISIONES HIDROLOGICO-FORESTALES, como unidades administrativas en junio de 1901, siendo definitivas, para repoblar territorios muy degradados, y detener fenómenos torrenciales, recurrentes y catastróficos. Pero el gran ERROR fue que las citadas DIVISIONES, se suprimieran con la creación del ICONA en 1972, aumentado este ERROR, cuando posteriormente, el ESTADO de las AUTONOMIAS, consintió que dos o tres de ellas, actuaran sobre una misma cuenca hidrográfica, con criterios PRIORITARIOS DISTINTOS.

    Todo lo anterior nos ha llevado a que las distintas administraciones forestales de las AUTONOMIAS, en las últimas décadas, se hayan olvidado de priorizar, ante todas las demás, las inversiones en RESTAURACION HIDROLOGICO FORESTAL, dedicándose en su mayoría a lo que se conoce como “socializar el monte”, olvidándose de frenar el camino de nuestros suelos hacia la DESERTIZACION. Si continuamos por este camino, y lo siguiente no es un vaticinio sino un simple cálculo matemático, en el próximo SIGLO, periodo muy corto en la vida de un BOSQUE, más de UN MILLON de hectáreas de nuestro suelo forestal, se habrán convertido en INFORESTALES, por la pérdida total de los horizontes del suelo. Con el paso de este mismo SIGLO, en más de DOS MILLONES y MEDIO de hectáreas, habrá desaparecido 1 cm de profundidad de su suelo, y en más de CINCO MILLONES y MEDIO de hectáreas, la profundidad de su suelo habrá disminuido 1/2 cm. Estas cifras que pueden parecer poco importantes, están pidiendo con urgencia una prioridad de actuación, pues cada centímetro de profundidad perdida, si no media la ayuda del hombre , requiere un MILLON de AÑOS para su regeneración natural.

    Que nadie se asuste, pues consignar presupuestos anuales, durante los próximos CINCUENTA AÑOS, para que el HOMBRE frene estas perdidas de suelo, para ejecutar este PLAN DE RESTAURACION, no requerirá más de los DOSCIENTOS CUARENTA MILLONES DE EUROS anuales, que es el COSTE DE OPORTUNIDAD que fijaba el MINISTERIO DE HACIENDA, en el año 1987, si no se actuaba en estas RESTAURACIONES. Esto significa que si seguimos sin actuar en estos suelos, los daños ANUALES originados por la erosión hídrica ( inundaciones, avenidas torrenciales, aterramiento de los embalses, pérdidas de suelo etc….) seguirán sumando los DOSCIENTOS CUARENTA MILLONES DE EUROS ANUALES.

    A la vista de todo esto, no estaría de más que la clase política, se diera cuenta de la importancia que los BOSQUES juegan, tanto en la calidad del AGUA, como en la protección de los SUELOS, y entre ellos, que los declarados como MONTES DE UTILIDAD PUBLICA, fueran una INFRAESTRUCTURA BASICA del ESTADO, como son los ríos, las carreteras nacionales, los ferrocarriles……etc, y que su gestión correspondiera a la ADMINISTRACION CENTRAL DEL ESTADO, como corresponde incluso en los estados federales, como en U.S.A, donde los NATIONAL FOREST, estén en Alaska o en TEXAS, se GESTIONAN bajo una misma unidad administrativa, como único modo de aplicar criterios uniformes de desarrollo SOSTENIBLE, para evitar la degradación de las cubiertas vegetales, que de seguir así alcanzaran su máxima gravedad, cuando su intensidad sea tal que sobrepase el UMBRAL DE LA REVERSIBILIDAD, que impedirá su reconstrucción a corto y medio plazo, situación que se conoce como DESERTIFICACION HEREDADA.

    Si seguimos avanzando hacia estas METAS, sin EVITAR llegar a las mismas, dejaremos una desastrosa y triste HERENCIA a las generaciones venideras.