¡Lo que faltaba! Ahora resulta que los componentes de las BRIF ( Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales ), dependientes del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, para prestar apoyo a las Comunidades Autónomas en la lucha contra los incendios forestales, se reivindican como fotógrafos. Y es que desde que los móviles, además de servir para comunicarse, pueden servir como cámaras fotográficas, se han dedicado en el primer incendio de este año, sucedido en Galicia durante el mes de marzo, a sacar una serie de fotografías del mismo, y colgarlas en la red para hacer su crítica particular al respecto.

    Por este motivo, con toda razón, la empresa publica TRAGSA encargada de la gestión de estas BRIF, ha decidido abrirles un expediente informativo, por faltar al deber de confidencialidad que contemplan sus contratos, como no podía ser menos. Si los incendios forestales, en todos los países que los sufren, tienen como principio fundamental, es el de existir un mando único para combatirlo, mando cuyas órdenes deben ser cumplidas, y no interpretadas. Una vez terminado el incendio, sobre todo si se trata de un gran incendio, es el momento de llevar a cabo una reunión específica sobre las distintas medidas tomadas para su combate, así como del resultado de las mismas. Si algunas de estas no fueron acertadas, deben ejercerse las críticas sobre las actuaciones que no fueron las adecuadas, tan duras como los resultados requieran, incluso alcanzando al cese del Director Técnico actuante, si sus órdenes no fueron las que correspondían para salvaguardar las vidas de los combatientes, o aminorar los daños de la cubierta forestal.

    Entiendo que esto último en España no se practique, y parece increíble cuando hemos copiado el modelo americano, pero sin querer asumir responsabilidades. Como ejemplo, si seguimos los grandes incendios forestales, un gran incendio forestal es siempre un fracaso, sucedidos en el oeste de U.S.A en los últimos 10 años, en la mayoría de ellos, el cese del Director Técnico ha sido una consecuencia de los mismos, por ordenes suyas probadas y contrarias a los principios básicos para el combate. Aquí es curioso que año tras año el número de grandes incendios no se frene o vaya en aumento, y que no se produzca el cese de nadie, porque la responsabilidad recae “sobre los grandes calores que estamos soportando”, ó por la intencionalidad en el inicio.

    Pero volviendo a los componentes de ls BRIF, parece que, ante el expediente informativo, han pedido amparo a los sindicatos, por lo que consideran un acoso laboral, pues entienden que informar a los ciudadanos sobre los incendios es parte de su trabajo. Esperemos que los sindicatos no apoyen esta reivindicación, pues entonces en un incendio forestal tendremos tantas visiones parciales del mismo, como cada una de las brigadas que intervienen, con lo que sobra el centro de interpretación y el mando único. Hay otra queja que efectúan que, por decir algo, no deja de ser pintoresca, y esta es que no les dejan contactar con sus familias, se supone que por medio del móvil, mientras trabajan. No parecen estar muy acertados en esta petición, pues todos los trabajadores, desde cualquier puesto de trabajo que ocupen, saben que contactar con la familia no les está permitido mientras permanecen en su puesto de trabajo.

EFE Vista desde la torre de vigía de Riba de Saelices,
donde se originó el devastador incendio

    Hay que confiar que los sindicatos, en un tema tan complejo como los incendios forestales, y de tanto riesgo para las personas que los combaten, no se presten a otras cuestiones más allá de controlar estrictamente los planes de seguridad y salud, redactados para los distintos Planes contra los incendios forestales, a parte los restantes de índole laboral. No es bueno que cuando se produce una desgracia personal, siempre achacable , como en cualquier otra actividad, al incumplimiento de una norma básica de seguridad, esto no se denuncie para que no vuelva a suceder. Como ejemplo podemos citar los componentes de la brigada que murieron quemados, hace 10 años, en el incendio de la provincia de Guadalajara, debido al incumplimiento por la persona que estuviera a su mando, de normas básicas con graves consecuencias para los combatientes, como el desconocimiento del terreno y la pérdida de contacto con la dirección del incendio.

    La población no está necesitada de información de como se desarrolla un incendio forestal determinado, porque esto solo les puede interesar a los profesionales. Lo que le importa es saber, al final de cada campaña, si estamos acotando este problema dentro de los limites de superficie quemada, fundamentalmente arbolada, que es acorde con la inversión de sus impuestos dedicados a este tema. Si la tasa de quema que está permitida, con los presupuestos anuales dedicados a incendios forestales, la duplicamos todos los años en casi todas las Comunidades Autónomas, y en algunas se multiplica por cuatro, esto no es debido a falta de información, que la tenemos al instante, a veces en vivo por la televisión, sino a una gestión de los recursos poco acertada. Claro que así llevamos tres décadas, y parece que el cambio no llega, ni llegará, mientras no se cambien los comportamientos, que inviertan de forma radical las actuales tendencias. Será bueno que los componentes de la BRIF se olviden de dedicarse a la fotografía, pues esta actividad no les aporta nada a su eficacia para el combate, ya que el propio dinamismo de los incendios forestales, con todas las variables que intervienen en su comportamiento, hace imposible que el próximo incendio en el que participen tenga alguna semejanza con el que fotografiaron. Por lo que nada podrán copiar del anterior, salvo el cuidado en todos los que participen de no saltarse las normas de seguridad, pues en ello les va la vida.