En esta primera semana de Diciembre, nos ha llegado una noticia desde los Estados Unidos de América, que si no fuera porque afecta a una empresa española, por su inverosimilitud, creeríamos que se trata de una broma. Nada menos que en el desierto de Mohave, en California, el Departamento de Manejo de la Tierra (BLM) de Los Angeles, ha denegado a nuestra multinacional Iberdrola , la construcción de dos plantas de energía renovable.

    El proyecto a construir, intentaba poner en funcionamiento un parque eólico de 200 megawatios. y una planta solar de la misma capacidad. La prohibición por parte del (BLM), solo afecta de momento al proyecto solar, pues la instalación de los molinos de viento se encuentra en fase de estudio, y ambos se sitúan en una remota zona del “Silurian Valley”, situado en el desierto citado, en el que las autoridades locales de California consideran que las actuaciones “no serían de interés público”. Esta justificación no deja de ser inédita, pues la Agencia Federal, hasta ahora, había autorizado plantas solares similares, como la que Abengoa está desarrollando en Arizona.

    Para todos los que hemos recorrido California en automóvil, y la hemos cruzado en todas las direcciones, la decisión no nos ha sorprendido, pues la exagerada instalación de parques eólicos sobre su territorio, con impactos permanentes sobre el paisaje, no nos parecían acertados. Pero como nos encontrábamos en un territorio pionero en el ecologismo, a pesar de las restricciones energéticas que han sufrido por esta dependencia, confiábamos en que el aumento de estos impactos, serían frenados alguna vez, aunque solo fuera por establecer los corredores por los que se movían las aves, que han desaparecido de todos estos entornos.

 

    Con los parques solares el problema es más grave pues, la central que se propone, hará desaparecer bajo sus instalaciones unos CUATRO MILLONES DE METROS CUADRADOS (400 Ha.) de territorio, que según las autoridades locales consideran que está repleto de vida silvestre, que podría afectar a los corredores migratorios de los carneros de las rocosas, y otros abundantes animales salvajes de la zona. Lo más sorprendente, para nosotros los españoles, es que la ubicación del proyecto afectaría gravemente al “Viejo Sendero de los Españoles”, ruta turístico-comercial que comienza en Santa Fe (Nuevo Méjico) y que atraviesa Utah, Arizona, Colorado y Nevada, hasta llegar a Los Angeles (California), con una longitud nada menos de 2.000 kilómetros.

    A pesar de que en varios de nuestros artículos, nos hemos referido a la enorme labor colonizadora realizada por los españoles durante tres siglos, solo reconocida por los distintos estados federados colonizados, hasta tal punto de haber establecido rutas históricas como las de las Misiones, la de Juan Bautista de Anza o la mencionada de los Españoles, entre otras, establecidas y fomentadas sin ninguna aportación española, nos debería llenar de orgullo que defendieran una de ellas, ante la posibilidad que pudiera ser, como hemos dicho, gravemente afectada. Estamos en deuda con todos estos estados federados, donde respetan lo español y los españoles, como una parte importante de su cultura, sin que en ningún momento intenten borrar la huella que dejó nuestro paso, como sucede en muchos países hispano-americanos, en los que después de haber transcurridos casi dos siglos de su independencia, con una riqueza inusitada de recursos naturales, nos siguen culpando de su precaria situación económica.

 

    El Viejo Sendero de los Españoles, para quienes no hallan oído hablar de él, fue iniciado su trazado por los franciscanos Francisco Atanasio Dominguez y Silvestre Vélez de Escalante, que en 1776 salieron de Santa Fe, para después de salvar el Gran Cañón del Colorado, por el norte de Arizona, pasar por Colorado, Utah, Nevada y California, comunicando, por primera vez, Santa Fe con el mercado exterior, a través de los puertos de Califonia, terminando así su aislamiento. Al norte de Arizona existe un paraje natural dedicado también a estos franciscanos, sobre una zona de una riqueza geológica excepcional.

    Iberdrola se defiende ante las autoridades locales, negando que sus proyectos puedan causar ningún tipo de daños a la zona, pues han sido estudiados siguiendo los más estrictos criterios de sostenibilidad, siempre difícil de demostrar, en el caso del parque solar, cuando van a desaparecer 400Ha. de suelo.

    Este suceso no deja de tener una gran importancia, pues es la primera vez que hablando de lo que se conoce como energías renovables, el país más avanzado del mundo en el campo de la ciencia, se plantea que en algunos casos no vale todo, si se puede probar que se perjudicará de forma irreversible al medio natural y a sus componentes: suelo, flora, fauna y paisaje. Habría que preguntarse si merece la pena que la producción de unos pocos megawatios, hipotequen de forma irreversible el paisaje de las divisorias de la mayoría del territorio que circundan, como por ejemplo, las autovias entre Madrid y Galicia.