El Ebro desbordado
amenaza Zaragoza

    Pasada la última semana, en la que el Ebro con su descomunal desbordamiento anegó más de 40.000 hectáreas, parece que la riada vuelve a su cauce. Se han anunciado los fondos, para pagar parte de los daños ocasionados, y ahora tendremos que pagar todos los contribuyentes, las posibles negligencias del abandono de la gestión hidrológica de una cuenca hidrográfica. Abandono que se produjo hace casi catorce años, cuando un Gobierno, con su Presidente al frente, derogó un Plan Hidrológico Nacional, donde todos los actores implicados en la gestión del agua de nuestro país, también los del PSOE, estaban de acuerdo en llevarlo a cabo.

    Llegado este momento, es decir aprobadas las primeras indemnizaciones para paliar los daños producidos, nadie, entendiendo por nadie cualquier personaje con poder político, ha manifestado que hay que volver a que el hombre, con sus técnicas conocidas, sea capaz de laminar las avenidas de los ríos y corregir sus cuencas, técnicas que desde hace más de un siglo están aplicando en todos los países del primer mundo. Aquí siempre hemos tenido un Plan Hidrológico desde tiempos de la República, que puntualmente retomó la dictadura, y que cuando entramos en la democracia, los distintos gobernantes, se abstuvieron de volcarse en este tema, para que no les confundieran con el dictador por construir pantanos. Y así seguimos siendo un país, en el que mientras los de algunas regiones se mueren de sed, los de otras tiran el agua al mar, sin consentir pasarles un solo vaso para cubrir sus necesidades más básicas. Todo esto sin que el árbitro, es decir el Gobierno, tome la decisión de que el agua es de todos.

  

    Yo recuerdo, claro que yo soy ya muy mayor, que hace más de medio siglo el rio Turia, el 14 de octubre de 1957, se desbordó una vez más, pues en Valencia había un lugar en el que marcaban: “Hasta aquí llegó la riada en el año…….” Pero este año fue excepcional, y además de los daños materiales murieron 84 personas. El clamor popular fue tan grande, que ayudados por las emisoras de radio, entonces no había televisión, que recaudaron mediante programas especiales otro tanto más de las pobres indemnizaciones estatales, obligaron a que se corrigiera y canalizara el mencionado río. El proyecto se llevó a cabo, y hasta hoy, transcurridos más de 50 años, las riadas se lograron encauzar. Claro que el ecologista radical todavía no había tomado las redacciones de los principales periódicos y medios de comunicación.

    Lo que hemos oído estos días por algunas personas que tienen, o han tenido, cierta responsabilidad política ha sido, como decía cierto personaje, en dos palabras IM - PRESIONANTE. Una ministra de las nombradas por Zapatero en su primer gobierno, cuando se derogó el Plan Hidrológico, confesó en una tertulia de televisión, que la derogación del citado plan fue para evitar que no se construyeran campos de golf ¿ Pero esta ministra no sabe que estos campos se riegan, donde hay escasez de agua, con agua reciclada? Yo creía que cuando se llegaba a ministra, se tenía una idea clara, aunque solo fuera para andar por casa, de determinados “mantras" del ecologista más radical. Lo peor de todo es que esta es la ministra que se permitió regalar zapatillas , como instrumento indispensable para patear las calles y encontrar vivienda. Esta idea esta bien como una broma entre amigos, pero como solución de Estado es poco seria. En todo caso, la recomendaría leer la entrevista, este verano pasado en el Mundo, con el golfista internacional Miguel Angel Giménez, que se confiesa socialista, y que refiriéndose a la construcción de campos de golf dice:…”En España hay que construir desde la convivencia, no desde la jodienda”.

   Bogaris, el campo de golf de "interés turístico" en Barbate.

    Hay determinadas cuestiones en las que no se puede estar continuamente en la indefinición, sobre todo en temas tan fundamentales para la vida como el agua. Si queremos ser un país líder, todos los partidos políticos están obligados a proyectar un Plan Hidrológico Nacional, en el que ninguna región se encuentre discriminada, y la solidaridad de los que, por su situación geográfica, la naturaleza les favorezca con más precipitaciones, puedan ceder el agua que las sobre, a las que carecen de ella. Si continuamos, aunque estemos en el siglo XXI, con la misma guerra del agua de hace dos siglos, este recurso se seguirá perdiendo sin ser aprovechado por nadie, y con daños materiales que todavía podemos pagar todos, hasta que llegue el momento que sea demasiado tarde, para ser capaces de entender la pérdida de vidas humanas...

  

    A pesar de todo lo anterior, y yo no creo en las casualidades, cuesta pensar que determinados medios de información, pretendan que se entierre y se olvide la derogación del Plan Hidrológico Nacional. Da miedo que mediáticamente se pueda intentar borrar algo tan reciente como esta derogación, que tanto daño ha hecho a este país, empezando por los fondos europeos para su financiación, que tantos puestos de trabajo hubieran generado en el tiempo, tanto para su construcción como para su conservación. Hasta el comienzo de un nuevo Plan Hidrológico, la reclamación del anterior debería ser una reivindicación constante...

    Mientras tanto, si el hombre no es capaz de protegerse de las catástrofes naturales que genera la Naturaleza, cuando estas se produzcan, los servicios de prevención seguirán diciendo ¡AGUA VA!, para que los humanos podamos salir corriendo del entorno del cauce, siempre que no nos encierren como a los animales...