Siguiendo con el desastre que supuso para España la derogación del Plan Hidrológico Nacional, derogación que se llevó a cabo hace 12 años con la llegada del gobierno Zapatero, sustituyendo la parte del mismo, que comprendía los trasvases de cuenca por desoladoras, sin que esta maravillosa solución sustitutiva llegara a cumplirse por ser un perfecto timo, al carecer de todo tipo de estudio de viabilidad económica.

   El pistoletazo de salida para adjudicar las 51 desoladoras del nuevo Plan, lo dio la ex-ministra Cristina Narbona en 2004 diciendo, que estas “aportarían más agua, en menos tiempo y más barata”, que el derogado trasvase del Ebro. Este anuncio fue la típica mentira “zapaterina”, a las que nos ha acostumbrado durante sus ocho años de mandato, pues a día de hoy, transcurridos 12 años, solo están en marcha, que no en funcionamiento, 17 de las 51 instalaciones, y el precio del agua producida es más cara de lo previsto.

    No se conciben estos anuncios del barato precio del agua desalada, al menos para un gobierno que dispone de los mejores técnicos y economistas, que se atreven a engañar a sus consumidores ( urbanos, industriales y agrícolas), cuando saben que el coste del agua desalada es, sin duda, el más alto de cualquiera de los que se puede disponer este recurso. La comparación con los métodos tradicionales de regulación y conducción de aguas superficiales o subterráneas, siempre es desfavorable a la desalación, a no ser que la producción de estas se complemente con una alta subvención. Actualmente el precio del agua desalada es de 1,1€ por metro cúbico, cuando el costo que puede soportar el sector agrícola, para ser competitivo, es de 0,3€, es decir casi cuatro veces menor.

 

    A sabiendas de que promover estas instalaciones era un timo para todos los consumidores españoles, fuimos embarcados en el engaño, por motivos que creemos ideológicos, muy alejados de los económicos y técnicos. Pero la realidad es que la UE nos ha recordado que “ una cantidad considerable de fondos europeos, unos 1.500 millones de euros, han sido invertidos los últimos años en plantas desaladoras en España. Hemos tomado nota de la declaración ante el Parlamento de que están funcionando al 16% de su capacidad. Esto cuestiona la efectividad del uso del dinero de los contribuyentes europeos”. La Comisión europea espera “que el Gobierno español tome las medidas apropiadas para conseguir el mejor uso de estas infraestructuras pagadas con fondos europeos”. Lo contrario “ podría tener un fuerte impacto negativo en la disponibilidad de fondos europeos para España”. Pero a más “inri”, para terminar el Plan de desoladoras previstas por el gobierno de Zapatero, pues los distintos reformados han ascendido a 459 MILLONES DE EUROS, ha sido necesario pedir un préstamo blando al BEI (Banco Europeo de Inversiones). Vamos que con estos reformados, para no seguir hablando de la herencia recibida.

    Cuando un país como España, con un estrés hídrico de los mayores de Europa. , dispone de cuencas hidrográficas excedentarias, capaces de cubrir con sus excedentes, las necesidades de agua de las deficitarias, sin poner en peligro el caudal ecológico de sus ríos, es una barbaridad instalar desaladoras, incluso ecológica, pues la desalación es dudosamente sostenible como base del abastecimiento, por su alto consumo energético, y por la producción de salmuera sobrante. Pero si queremos disfrazar las desaladoras como instalaciones ecológicas, estaremos engañando incluso a los ecologistas de buena fe.

    Otro grave problema de este Plan de desaladoras, que sustituyó en parte al derogado Plan Hidrológico Nacional, es que se vendió como un suministro estable, por lo que las desaladoras se proyectaron con unas dimensiones enormes, con producciones diarias que los distintos consumidores no son capaces de absorber, por lo que muchos días permanecen inactivas, lo que ha obligado, en muchos casos a dejarlas como sistema de emergencia, que aunque a un precio alto, zonas como las del levante español tiene garantizado al menos el suministro urbano.

    Esta nefasta experiencia de las desoladoras no debería quedar como ejemplo de nada, como no sea de una desastrosa gestión del agua, de un iluminado al que sus propios conmilitones consideran el peor Presidente de gobierno de la España democrática. De esta desastrosa gestión quedan todavía la aprobación de los planes de cuenca, que debían estar terminados a finales de 2009, complementarios a la tantas veces mencionada derogación, que quedaron aparcados en un cajón, y que 6 años después. a pesar de haber sido reclamada su terminación por la CE, siguen esperado su conclusión.

 El aspecto de la zona de la exposición internacional
de Zaragoza de 2008 a consecuencia de la crecida del Ebro.

    El colmo del cinismo político fue la celebración en 2008 de una Exposición Internacional sobre el agua, cuyo lema era “ Agua y Desarrollo Sostenible”, con gran aparato mediático y elevado coste económico, nada menos que en Zaragoza. Pasados 7 años de esta exposición, el Ebro con su pasado desbordamiento, con imágenes exportadas al mundo entero, ha demostrado que les intentamos vender humo, en lugar de tecnología especializada en la gestión sostenible del agua. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y la de los edificios emblemáticos de esta exposición en pie, con un metro de agua por encima se sus cimientos, era tétrica. Encima del espectáculo, algún político, de los que participaron en la derogación, decía que lo importante era mancharse los pies de barro visitando la zona, en lugar de pedir, de forma inmediata, la corrección de esta cuenca, para que no se repitan estas catástrofes de forma recurrente. Lo más importante es tratar de captar el voto sensiblero, que ponerse de forma inmediata manos a la obra, pues esta segunda parte que la hagan otros, y que peleen con nuestros socios del ecologismo radical , que eso desgasta mucho.

    Pasado el timo de las desaladoras, que tantas pérdidas de dinero y tiempo nos han costado, solo falta poner en práctica alguna idea luminosa para mejorar el estado de bienestar de algunos cuantos, a costa de una población que, según los casos, se ahogan o se mueren de sed, y que todos ellos son ciudadanos de un mismo país.¿ Para cuando la solidaridad ? ¿Para cuando una sesión monográfica en el Parlamento sobre las consecuencias de la derogación del Plan Hidrológico Nacional ? Esto último lo mejor es olvidarlo, pues no le interesa a la izquierda ni a sus terminales mediáticas, ya que el agua, para ellos, no es un bien básico para todos, y pueden trapichear con ello a cambio de concesiones políticas, como las últimas con Cataluña con motivo de los trasvases.